La figura del “ninja” tal y como se entiende de un modo general en la actualidad por su imagen y por lo que se vende de él, es un mito cargado de fantasía y de incorrecciones que falsean por completo la realidad histórica de lo que pudo ser.
La imagen de guerrero de las tinieblas, asesino de las sombras vestido con uniforme negro y capuchón, pertrechado de fantásticas armas capaces de acabar con regimientos completos y con habilidades tan increíbles y sobrehumanas como volar, desaparecer, caminar sobre el agua o controlar la mente de otros humanos, como dicta la más básica de las lógicas, es pura ficción ficción literaria y cinematográfica, a pesar de lo cual y por increíble que parezca, actualmente sigue habiendo quien defiende estas fantasías argumentando ciertas artimañas que pretenden justificar cuestiones absolutamente descabelladas. Del mismo modo, no son parte de ningún legado secreto que se haya transmitido ni de forma oral ni por supuesto escrita y mucho menos forman parte de ningún compendio de técnicas y escuelas antiguas propias de clanes milenarios organizados o de de familias que han mantenido vivas estas supuestas técnicas estructuradas en escuelas de entidad propia clandestinas y secretas en el corazón de aldeas remotas transmitidas ininterrumpidamente de forma oral.
Esta imagen y todo lo que rodea la figura del "ninja", tiene una fuerte presencia en el mundo dentro de la cultura POP, como algo muy representativo de Japón, pero obviamente la realidad del mundo académico y de los estudios históricos riguroso relacionados con las artes marciales, armas y de todo el contexto socio cultural, está muy alejada de esta imagen distorsionada que esta corriente contracultural ha generado sobre esta figura principalmente a través del comic y el cine. La imagen arquetípica que nos ha llegado del ninja se gestó durante el periodo Edo y se consolidó en los periodos venideros como fruto de la mitificación de ciertas leyendas propias del folclore local y que poco a poco el cine y el teatro japonés y más tarde el occidental fueron adoptando y creando a su antojo con el fin de captar el mayor número de público.
Es francamente complicado, por no decir imposible, encontrar documentos y fuentes históricas japonesas que aludan al ninja como figura propia del organigrama social japonés de ninguna época. Las referencias que pueden encontrarse se circunscriben a mitos y leyendas propios del imaginario y las leyendas locales que como es evidente, distan mucho de una realidad histórica creíble y cierta.
Los tratados y textos que los supuestos clanes y maestros "ninjas" actuales (autoproclamados en su mayoría legados vivientes de una tradición milenaria inexistente), como puedan ser el célebre Shoninki o el Bansenshukai, no son más que compendios estratégicos de análisis del entorno o interpretación de los elementos circundantes con los que se puede interactuar para conseguir ciertos objetivos, pero en absoluto corresponden a una aglutinación de técnicas perfectamente estructuradas y definidas de clanes o familias "ninja" que han perdurado hasta la actualidad, ni son propios ni exclusivos de estos guerreros.
Actualmente esta imagen mítica, irreal y sobre todo anti histórica, sigue estando muy presente (sobre todo en la sociedad occidental), y gran parte de culpa de esto la tiene Hollywood y el auge que las películas de “ninjas” que marcaron una etapa sobre todo en los 80-90. Por supuesto también el sin fin de escuelas que surgen de la nada y que con afán de publicidad, se inventan y consideran transmisoras de un legado al que llaman propio y no dudan en comparar al de auténticas escuelas marciales samurai que realmente sí tienen siglos de tradición bien contrastados y demostrables en las fuentes documentales y las crónicas históricas.
Estas escuelas y específicamente sus cabezas visibles, se han encargado de exaltar esta figura irreal y extravagante, especialmente aprovechando el tirón peliculero de los 80, más allá de sus fronteras patrias, apoyándose en subordinados que vieron posibilidad de notoriedad dentro del fenómeno que se estaba originando y la gran aceptación dentro de la sociedad de un momento determinado muy receptiva a la aceptación del misticismo oriental y las leyendas románticas de justicieros.
A este carro no tardaron en subirse muchos personajes que sentaron las bases de este gran mito, y durante estos años se gestaron multitud de agrupaciones que fundamentaban su génesis en historias llenas de mitos heroicos, transmisiones de linajes que van desde maestros misteriosos que nadie conoce a niños elegidos e iluminados que posteriormente han inflado sus curriculum con infinidad de danes en diferente disciplinas marciales que rara vez han podido ser certificados. Maestros que en NINGÚN caso han podido demostrar estas transmisiones de un modo sólido ni más allá de revelaciones cuasi místicas o la aleatoriedad de ser "los elegidos", siendo en todos los casos automáticamente deslegitimados por estudiosos y reputados historiadores de Japón, así como por las entidades más prestigiosas para la preservación de las antiguas disciplinas marciales como la Nihon Kobudo Kyoka, la Nihon Kobudo Shinkokai o la Bugei Ryuha Daijiten.
Históricamente el “ninja”, no tenía ni tan siquiera este nombre. Ya desde el periodo Sengoku la figura del “ninja” era conocida por varios nombres, tales como “shinobi” 忍 び o “mono” 者, que en realidad son los mismos dos caracteres que se utilizan para “nin” y “ja”, aunque como digo originariamente esta fórmula no se utilizaría siendo la más común “shinobi no mono” 忍 び の 者; fue durante el periodo Edo cuando empezó a utilizarse este término simplemente por comodidad lingüística ya que se consideraba más sencillo pronunciar la palabra ninja 忍者 simplificando los caracteres, en vez de la palabra “shinobi no mono”, aunque esta junto con la palabra “kusa” siguió siendo la de uso más frecuente durante el comienzo del periodo para referirse a las personas que eran especialistas en el sigilo, la infiltración, espionaje, sabotaje, asesinato, etc etc, pero nunca se utilizó como término con el que se identificara a personas pertenecientes a clanes específicos ni organizados que cultivaran este tipo de técnicas como parte de un legado propio de una tradición familiar o para distinguirlos como clase o casta alguna.
Toda esta mitología se fue forjando con el paso del tiempo y por la relación que se establecía entre la figura del “ninja” y las leyendas locales que se utilizaban desde para asustar a los niños con ellas, como para ser representadas en funciones. Desde este punto los mitos que se crearon fueron muchos y muy variopintos y con la aparición del cine su divulgación fue masiva a la par que su exageración fantasiosa.
No creo necesario el prestar una especial atención a mitos que racionalmente no son creíbles para nadie, mitos que muchas veces tratan de explicarse por mediación de trucos o triquiñuelas más propias de un prestidigitador que de un guerrero pero que aún así siguen mostrándose inviables y sobre todo poco prácticos y efectivos, tales como caminar por el agua, volverse invisible, volar o controlar mentes, por nombrar algunos, por lo que no perderé tiempo en tratar de dar una explicación a semejante irracionalidad que no tiene cabida alguna fuera de un contexto de ciencia ficción.
Sin embargo, si me parece más interesante detenerse en otros que por su posibilidad si podrían generar dudas de su veracidad, tales como los relacionados con el atuendo, la armamentística o las técnicas de combate.
El atuendo del “ninja”, siempre se ha relacionado de manera intrínseca con el color negro, principalmente por la relación de este personaje con la noche al abrigo de la oscuridad y como guerrero de las sombras. Esta imagen del encapuchado con disfraz oscuro, tiene su origen en algo bastante distinto a la explicación mítica de pasar desapercibido en un entorno de escasa iluminación; sus orígenes se encuentran en el periodo Edo , en el siglo XVIII con el auge y desarrollo de las artes del Bunraku y el Kabuki, donde pudo edificarse la imagen del encapuchado de "las sombras". Tanto los maestros de escena como los encargados de escenografía o los simples tramoyistas vestían de negro con el fin de no ser identificados sobre el fondo negro del escenario o simplemente quedar fuera de la escena representada por esta indumentaria neutra, pareciendo así seres que se movían entre sombras o en un plano "inexistente", interpretando de este modo su papel de “invisibles” para el espectador. Esto no era más que una licencia teatral que la gente conocía, sabía su significado y lo interpretaba como tal. A partir de ahí la imagen se va desarrollando, apareciendo en grabados y obras literarias del siglo XIX donde poco a poco se va fomentando esa imagen irreal y fantástica de ser sobrenatural capaz de desaparecer, quedando perfectamente codificado en la que se considera la representación más antigua de lo que podría relacionarse con este atuendo de un ninja, en uno de los manga de Hokusai ya en los siglos XVIII y XIX.
1- Representación de... ¿ninja? en el volúmen 6 de los 15 del manga de Hokusai 1814-1878, (aunque se tiende a relacionar con el ninja folclórico descrito y gestado en el periodo Edo, esta imagen no necesariamente tiene por que relacionarse con este concepto, ya que simplemente podría tratarse de un maleante sin más connotaciones y así lo tratase de reflejar Hokusai.
2- Grabado Ukiyo-e por Utagawa Kunisada 1786-1865, representación de ninja por un actor Kabuki, 1830.
3- Grabado Ukiyo-e por Toyokuni Kunisada III , 1786-1864, escena de asalto.
Si tuviéramos que hablar de un atuendo típico por su colorido para pasar desapercibido en la oscuridad, y sobre todo fundamentado en los grabados o en las representaciones teatrales, este sería de color azul oscuro, marino o índigo, que es realmente el más semejante al color del cielo nocturno por tradición, por conservarse ejemplares y por que es con el que se representa a ladrones y maleantes que actúan al abrigo de la noche en las pinturas y grabados y que lógicamente utilizaría cualquier miembro de un cuerpo de inteligencia y espionaje que quisiera no llamar la atención en un entorno de oscuridad, la idea de una uniformidad establecida y perfectamente estandarizada de "ninja" que los identificara de forma inconfundible, es tan ridículo como ir con un cartel en la frente con la leyenda "soy ninja".
Si hablamos del arsenal mítico del “ninja” la fantasía se dispara, desde armas llenas de compartimentos secretos, mangos telescópicos, hojas ocultas, bombas de humo, dardos envenenados, mortíferos shurikens, hasta el fantasioso nijato que jamás existió al igual que la mayoría de las estrafalarias armas que muchas veces muestran como históricas en museos “ninjas” y que realmente no tienen mas de 40 o 50 años de antigüedad, como sucede en el "Museo" de Iga Ueno en el que las piezas expuestas a parte de no ser históricas son "made in Taiwán" en algunos casos.
Atuendo peliculero "ideal" para pasar desapercibido en una misión ninja secreta.
Espadas rectas Chokuto, siglos VII-IX. (Estas espadas históricas, nada tienen que ver con el fantástico ninjato.)
Quisiera centrarme en el mencionado “ninjato” 忍者 刀 , principalmente por su simbología con la figura del ninja y como se identifica a éste siempre con dicho arma. El ninjato no existió, jamás ha existido y no es para nada un arma histórica japonesa. Se ha especulado mucho sobre el ninjato, hay teorías que defienden que fueron forjados por kajis clandestinos al margen de la ley con técnicas oscuras que dotaban al arma de propiedades sobrenaturales, que eran más cortos para sorprender al samurai en cortas distancias, que la tsuba era cuadrada y sobredimensionada para escalar muros a modo de peldaño (esto se sigue defendiendo por ciertas escuelas actuales) o que pudieran ser espadas quebradas y modificadas para adaptarse a las técnicas del ninja . Todo es falso al igual que su hoja recta, las únicas espadas de hoja recta son las espadas chokuto y los ken y por supuesto nada tienen que ver con el ninjato, del mismo modo que las hojas quebradas bien por la zona del kissaki (algo fatal por cierto) o por la del nakago, ya que seguirían manteniendo cierta curvatura. En todo caso y para mantener una cierta discreción, un espía shinobi, utilizaría armas de pequeño formato como un wakizashi o un tanto, armas con una naturaleza perfectamente definida y por supuesto históricas, o alternativas fácilmente ocultables como algunas kakushi buki que nada en absoluto tienen que ver con estas invenciones ninja.
El ninjato básicamente es un invento del cine, aparece por primera vez en la célebre película de la Daiei Motion Picture Company de 1962, Shinobi no mono, protagonizada por Raizo Ichikawa, que reinterpreta algunos modelos de espadas que en el periodo Meiji comenzaron a relacionarse con esta figura folclórica del ninja, y que posteriormente y ya fuera de Japón, gente como el señor Hayes y Hollywood explotarían hasta la saciedad, como muchas otras fantasías del mundo “ninja”, como la inmensa mayoría del imaginario ninja, que no son más que una inmensa venta de humo y fantasías adaptadas a un interés concreto, tergiversando o directamente inventando cultura y tradición con leyendas muy alejadas de la evidencia histórica.
En cuanto a la forma de actuar de los ninja, siempre se ha relacionado con el subterfugio, el ocultismo o incluso la traición. Se dice que son técnicas propias de los clanes “ninja” y que jamás serían usadas por samurai por la deshonra que su utilización conllevaría para estos, pero lo cierto es que esa imagen romántica del samurai honorable, dechado de virtudes y pulcritud modal, es algo que se deriva del periodo Edo tardío, de la visión caballeresca que se otorgaría a escritos como el Hagakure de Yamamoto Tsunetomo y como ejemplo paradigmático al Bushido de Nitobe que se publicaría en el siglo XX y en inglés. La realidad fue bien distinta, especialmente en momentos de guerra cruenta como Sengoku jidai, cualquier samurai y cualquier guerrero utilizaría aquellas técnicas que le permitiese sobrevivir mejor, ya fuese el asesinato, el espionaje el sabotaje o la misma traición como revelan tantos ejemplos históricos, pues cualquier técnica y artimaña era buena a la hora de triunfar en combate, mantenerse con vida y acaparar el poder.
Gran parte de este corpus teórico completamente alejado de la realidad, es fruto de las teorías de algunos de estos defensores interesados, que centran la existencia del ninja en una especie de grupúsculo cultural alternativo, cerrado y clandestino que actuaba como minoría reprimida contra la poderosa clase nobiliar samurai, una suerte de justiciero del pueblo indefenso que ponía en jaque a la casta dominante por medio de la utilización de subterfugios y técnicas sobrehumanas, las altas dosis de romanticismo con que se han cargado estas leyendas son parte esencial para la supervivencia de la figura y su imaginario.
NINJATO "MADE IN TAIWAN" DEL MUSEO DE IGA.
LEYENDA: "Espada recta con tsuba rectangular. La vaina del shinobi-gatana tiene un
extremo triangular. El ninja podía subir un muro clavando y trepando por la espada
por medio de la tsuba, sin dejar evidencias y recuperándola por medio del largo
cordón. Fue popular, desde los últimos días de la shogunato Tokugawa, pero la
espada del ninja era más un símbolo que una herramienta de práctica."
Arma no histórica que se muestra en uno de los actuales museos de la historia de los ninja.
MIZUGUMO DEL MUSEO DE IGA.
Presentados como herramienta que permitía a los ninja caminar sobre el agua y realizar incursiones.
En realidad se trata de una herramienta de labranza que permite no hundirse en terrenos fangosos y barrizales pero en absoluto flotar y caminar sobre láminas de agua.
Se muestran en un museo de la historia de los ninja como herramienta para caminar sobre las aguas.
ENTONCES, ¿ QUÉ ERA UN NINJA/SHINOBI?
Es obvio que en Japón, como en cualquier otro lugar del mundo en toda época y especialmente en determinados momentos, existió el espionaje, y es en este contexto, donde más sentido cobra la verdadera figura del shinobi histórico. El shinobi, era simplemente una profesión, una parte de las labores y cometidos que desempeñaban personas que podían proceder de diferentes estamentos sociales, pero como ya se ha dicho, en ningún caso, se trataba de grupos independientes ni constituyentes de una clase o conjunto social. Volviendo a la"etimología, el kanji 者 que tiene como significado, practicar o ejercer, desarrollar alguna actividad, hace referencia a esto precisamente, a alguien que desarrolla esta función, pudiendo ser desde un agricultor, un comerciante a por supuesto un samurái, pero no como algo propio de ese concepto de sociedad o clan secreto que se quiere mostrar, simplemente como parte de una formación para desempeñar una labor de espionaje, sabotaje, guardaespaldas o eliminar un objetivo concreto aunque la confrontación armada, no fuera su principal cometido por mucho que se haya presentado esa imagen de guerrero total invencible.
Y esto, es algo de importancia capital, porque fue precisamente eso, el espionaje, la principal función que desarrollaba el shinobi, no el asesinato con el que se les trata siempre de relacionar, de asesinos extremadamente letales, si tenían que matar estaban preparados para poder hacerlo o al menos intentarlo, pero no eran asesinos especializados, su cometido principal era el de recabar información, obtener datos e informaciones de relevancia e incluso sabotear a gran escala, pero el asesinato o labores relacionadas con la muerte en enfrentamientos directos como pudiera ser ejercer de guardaespaldas, o asaltar objetivos en confrontación directa, era algo bastante eventual y reducido a un segundo plano con respecto al principal cometido que era el de los servicios de inteligencia.
Por tales motivos, las artes de los ninja, lo que podríamos identificar con el ninjutsu, no es principalmente un compendio de técnicas letales de diferentes disciplinas de armas y mano vacía tal y como las antes mencionadas escuelas modernas y no históricas pretenden mostrar al público, ni por supuesto estas supuestas técnicas se agrupaban en escuelas o clanes familiares con linajes milenarios que se intentan legitimar por estas asociaciones creadas en tiempos recientes, simplemente se trataba de una suerte se especialización en infiltración, química, medicina y otras disciplinas relacionadas con el espionaje, que cualquiera podía estudiar y formarse en ellas lejos de secretismos, estando algunas de ellas incluso presente en el corpus teórico de auténticas, genuinas y reconocidas escuelas marciales samurai como pudieran ser el perfecto dominio del camuflaje y el disfraz y pequeñas armas que se trabajan en ese sentido en estas autenticas escuelas de budo tradicinal.
Para estos propósitos y como ya he comentado una lineas más atrás, se requería de una habilidad especial para pasar desapercibido, no de diferenciarse con una esperpéntica indumentaria y panoplia que delatase las intenciones. A tal efecto todo espía shinobi, debía estar bien preparado en la adaptación al medio y el entorno en el que se iba a desenvolver su acción, teniendo una adecuada formación en algo que se supone debía conocer, el shichihode 七 方 出 , las siete direcciones o el conocimiento de las indumentarias más comunes asociadas a las diferentes profesiones o clases sociales y en sintonía con las modas locales propias de cada momento.
Esto es algo que se menciona y describe en uno de esos tratados anteriormente nombrado, tratado de estrategia y espionaje que no tratado ninja, el Shoninki, obra que aunque es de finales del siglo XVII, momento de gobierno de los Tokugawa, los cuales contaban con una amplia red de inteligencia y servicios de espionaje gubernamental, no debe hacer suponer que con anterioridad no existieran.
Estos disfraces recogidos en el shoninki, serían el de monje kômuso, el de monje eremita yamabushi, sacerdote budista shukke, mercaderes shônin, artistas callejeros hokashi, actores de teatro nô sarugakushi o simplemente de populacho sin más, la más común de las gentes en la sociedad japonesa.
Por supuesto dominar estas interpretaciones, no se limitaba a vestir igual que cualquiera de ellos o portar sus mismos complementos, también requería saber actuar como ellos, porque tomar el papel de kômuso sin saber tocar la flauta o el de sacerdote sin saber recitar el sutra, era tan delatador como una indumentaria mal emulada.
Con todo esto concluyo diciendo que la figura del “ninja” o mejor dicho del shinobi histórico, difiere mucho de la imagen mítica, sobrenatural y en último caso comercial que actualmente se presenta. Debemos tener en cuenta que ciertamente y como ya se ha señalado, en el Japón antiguo existió la figura del asesino, del espía del mismo modo que en cualquier otra sociedad, pero el ninja jamás existió como clase social diferenciada y autónoma dentro del organigrama japones, no existieron un compendio de técnicas agrupadas de forma homogénea en escuelas ninja ni regiones y por supuesto no fue en absoluto una realidad cultural estructurada como actualmente los miembros y cabezas de muchas de las actuales escuelas surgidas en tiempos recientes y sustentadas en vagas teorías fundacionales e iluminatorias lo muestran, por ello no debemos creer todas las fantasías que el cine y sobre todo últimamente el manga y el anime, y especialmente algunos farsantes interesados nos quieren mostrar como real e histórico y que para nada lo fue.
Texto de: Antonio Clemente.
14-Diciembre-2009.